Frase fuerza:
Solo una arquitectura sostenible dará a los niños en el futuro placer
por el paisaje y el lugar
Cuando se habla de sumak kawsay, además de tener en cuenta
las connotaciones del universo cultural andino[1],
entendiéndolo desde el Estado, se pone énfasis sobre el rol práctico que debe jugar esta ideología en la vida
cotidiana contemporánea. En un mundo donde se dilapidan velozmente los recursos
naturales la ideología del sumak kawsay
apunta a que la mentalidad indague sobre los modos de consumo inteligentes y que el aprovechamiento de los recursos naturales sea sostenible.
Ahora, cuando se tiene en cuenta
que el 50% de los recursos naturales son utilizados en la construcción (Mozó,
2014), comprendemos el impacto de este sector y la necesidad urgente de
criterios de sostenibilidad. Un Estado que se jacte de aplicar el sumak kawsay debe establecer normas de
construcción que se basen en cálculos técnicos que apunten al objetivo de lo sostenible (puede ser la huella de
carbono o la huella hídrica).
Por otro lado, atendiendo a la
necesidad y ley de dotar de identidad a los territorios, es justo que la
arquitectura comience a surgir a nivel local e impulsar a que las
particularidades culturales de cada localidad llenen de carácter y expresividad la trama urbana. Heidegger en sus cavilaciones sugiere en el contexto de la
post-guerra que la única manera de construir bien sucede solamente habitando:
¨solo si somos capaces de habitar podemos construir¨.[2]
El hecho de que no existan
exigencias en el sector de la construcción ha propiciado un desplazo del
conocimiento arquitectónico y en su lugar opera la construcción mercantilista y
no planificada. La mayoría de las edificaciones construidas en el país han
prescindido del conocimiento arquitectónico.
No hay arquitectura que
contradiga más al principio del sumak
kawsay que aquella que no comprende el entorno, el lugar, los factores
bioclimáticos y las relaciones sociales. Lamentablemente el Estado Ecuatoriano
aún no ha sabido incorporar sistemáticamente esta sensibilidad en sus
actuaciones. Así, en las diferentes regiones del país vemos el aparecimiento de
una arquitectura estatal (tanto a nivel
de edificaciones estatales como en planes de vivienda) displicente y agresiva con el ambiente en su maquinación. Es especialmente irritante ver una ¨infraestructura cultural¨ que desconoce el entorno que pretende representar y potenciar.
Por otra parte Mozó (BAQ, 2014) ha planteado
que el futuro de la construcción está en la madera pues es capaz de
contrarrestar la emisión de CO2 que el cemento o el metal despiden al ser
producidos. Esto sugiere que también se requiere un manejo acertado y riguroso
de las reservas madereras (nativas y endémicas) y administrarlo como recurso
estratégico del país. Esta sería una perspectiva coherente en la construcción de un
arquitectura desde la ideología estatal ecuatoriana del sumak kawsay: la intervención de resiliencia socio-ecológica[3].
Ramiro Villamagua V.
Docente cipArq - Loja
[1] Revisar en: Hidalgo, A; Cubillo, A.
(2013). Seis debates abiertos sobre el sumak kawsay. [documento pdf].
Recuperado de: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4722037
[2] Ver en: Heidegger, M. (s/f).
Construir, habitar, pensar. [página web]. Recuperado de: http://www.farq.edu.uy/estetica-diseno-ii/files/2013/05/Heidegger-Construir-Habitar-Pensar1.pdf
[3]
Siguiendo a Salinas y a Zoido (1996) existen tres formas de intervención al
territorio: una primera de ¨respeto mutuo¨, otra de dominación y aprovechamiento de la
naturaleza (agresiva), y otra de resiliencia socio-ecológica. Ver en: Navarro, D.,
Olivo, R., Villamagua, R. (2013). Tres lecturas del territorio y los procesos de
artificializaciónen el estuario del Guadalquivir. Sevilla: US.
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